ElArdorDeAda
Fragmentos de literatura y pensamiento
sábado, 27 de febrero de 2016
viernes, 11 de diciembre de 2015
Manipulación mental y lavado de cerebro, sobre eso trataba su libro. La noche de la presentación, Fabián Fou es abordado por un misterioso hombrecito, que al tanto de su trabajo, viene a proponerle una curiosa investigación: Al parecer, los alumnos de un colegio privado de Buenos Aires han comenzado a comportarse de manera extraña y sus padres están sumamente preocupados. Sospechan que sus hijos son víctimas de un experimento macabro.
Fabián comienza a trabajar en el caso de la mano de Agustina Hermida, una joven estudiante de psicología inquieta y sagaz, pero también muy hermosa. La búsqueda los conduce hasta una tradicional y acaudalada familia alemana que llegó a la Argentina a fines del siglo diecinueve, y que a lo largo del siglo veinte, mientras fundaban escuelas por todo el país, simpatizaban con el nazismo y estrechaban vínculos con el fascismo y el nacionalismo locales.
Hoy, todo parece indicar que un siniestro plan que llevaría décadas gestándose en las sombras está a punto de concretarse.
Fabián comienza a trabajar en el caso de la mano de Agustina Hermida, una joven estudiante de psicología inquieta y sagaz, pero también muy hermosa. La búsqueda los conduce hasta una tradicional y acaudalada familia alemana que llegó a la Argentina a fines del siglo diecinueve, y que a lo largo del siglo veinte, mientras fundaban escuelas por todo el país, simpatizaban con el nazismo y estrechaban vínculos con el fascismo y el nacionalismo locales.
Hoy, todo parece indicar que un siniestro plan que llevaría décadas gestándose en las sombras está a punto de concretarse.
domingo, 22 de febrero de 2015
El impostor (Javier Cercas)
El Impostor es la nueva novela de Javier Cercas (Soldados de Salamina). Cuenta la historia de Enric Marco, un catalán que se inventó un pasado para poder afrontar su presente. Contiene párrafos como este: "El narcisismo no es una forma de locura; es, más bien, un trastorno de la personalidad, una simple anomalía psicológica. Se caracteriza por la fe ciega y sin motivo en la propia grandeza, por la necesidad compulsiva de admiración y por la falta de empatía. El narcisista posee un sentido exagerado de la propia importancia, practica el autobombo sin pudor, a todas horas y con cualquier excusa y, haya hecho lo que haya hecho, espera ser reconocido como un individuo superior, admirado sin resquicios y tratado con unción. Además de tender a la arrogancia y la soberbia, cultiva fantasías de éxito y poder ilimitados y, reacio a ponerse en la piel de los demás, o incapaz de hacerlo, no duda en explotarlos, porque considera que las normas que rigen para ellos no rigen para sí mismo. Es un seductor imparable, un manipulador nato, un líder deseoso de captar seguidores, un hombre sediento de poder y de control, casi blindado frente al sentimiento de culpa. ¿Es entonces el narcisista, en lo esencial, un hombre enamorado de sí mismo? ¿Es el narcisista de los psicólogos equivalente al narcisista de la sabiduría popular? ¿Lo es el Narciso del mito? ¿Quién es el Narciso del mito? Hay varias versiones de él; la más conocida —y la mejor— es la que narra Ovidio en el libro tercero de Las metamorfosis. Se trata de una historia trágica, que empieza con un acto de violencia: Cefiso, el dios-río, rapta y viola a la azul Liríope, una náyade que, de resultas de aquella violación, engendra un niño de belleza deslumbrante, a quien llama Narciso. Liríope se apresura a preguntarle a Tiresias, el adivino ciego, si su hijo vivirá mucho tiempo; la respuesta de Tiresias es extraña y tajante: sí, «si se non nouerit»; vale decir: sí, «si no se conoce a sí mismo». La infancia de Narciso transcurre plácidamente, ajena al enigmático vaticinio del portavoz del destino. Durante su adolescencia , hombres y mujeres se enamoran de él, pero él no corresponde a nadie. Un día, cazando ciervos por el bosque, lo ve Eco —«la ninfa de la voz, la que no ha aprendido ni a callar cuando se le habla ni a hablar ella la primera»— y también se enamora de él; leal a su frialdad y a su soberbia, Narciso la rechaza y, llena de vergüenza, abrumada de dolor, Eco se esconde en el bosque mientras clama contra quien ha despreciado a tantos hombres y mujeres antes que a ella: «Ojalá ame él del mismo modo —lo maldice—, y del mismo modo no consiga al objeto de sus deseos». Entonces Némesis, hija de la noche y diosa de la venganza, atiende el ruego de Eco; su generosidad sella la perdición de Narciso. Al llegar a una fuente límpida y rodeada de césped, «de aguas resplandecientes como la plata», Narciso se tiende a descansar y a beber, pero, en cuanto trata de apagar su sed en la fuente, fuente, una sed distinta de insaciable brota de él: mientras bebe, «cautivado por la imagen de la belleza que está viendo, ama una esperanza sin cuerpo: cree que es cuerpo lo que es agua. Se extasía ante sí mismo y permanece inmóvil y con el semblante finalterable, como una estatua tallada en mármol de Paros». La maldición de Eco se cumple: al enamorarse de su imagen reflejada en el agua, Narciso concibe un amor imposible; pero el vaticinio de Tiresias también se cumple: al verse a sí mismo, al conocerse a sí mismo, Narciso muere, y su cadáver se convierte en «una flor amarilla con pétalos blancos alrededor del centro»: la flor del narciso.Así que el Narciso del mito no es el Narciso de la sabiduría popular, sino exactamente lo contrario. En el relato de Ovidio, Narciso no se enamora de sí mismo, sino de su imagen reflejada en el agua; en el relato de Ovidio, Narciso en realidad se odia a sí mismo, se horroriza de sí mismo, con todas sus fuerzas se desprecia, y por eso muere en cuanto se ve. El narcisista fabrica, a base de autobombo, de ensueños de grandeza y heroísmo, una fantasía halagadora, una mentira detrás de la cual a la vez se camufla y se parapeta, una ficción capaz de esconder su realidad, la inmundicia absoluta de su vida o lo que él percibe como la inmundicia absoluta de su vida, su mediocridad y su vileza, el perfecto desprecio que siente por sí mismo. Inagotable, el narcisista necesita la admiración de los demás para confirmarse en ese embuste, igual que necesita el control y el poder para que nadie tumbe la primorosa fachada que ha levantado ante él. El narcisista vive en la desolación y el miedo, en una inseguridad crónica disfrazada de aplomo (incluso de soberbia o altanería) , en el filo del abismo de la locura, aterrado por el vacío vertiginoso que existe o intuye en su interior, enamora do de la ficción embellecedora que ha construido para olvidar su realidad repelente, y por eso no sólo se ha blinda do contra el sentimiento de culpa, sino contra casi cualquier sentimiento, que intenta mantener a raya por temor a que lo debilite, tal vez a que lo destruya. Por lo demás, muchos psicólogos sostienen que el narcisismo nace, en la infancia, como resultado de una violencia o una herida profunda —igual que Narciso nace de la violencia inaugural que Cefiso ejerce sobre Liríope—, un trance terrible que el niño no fue capaz de procesar, una humillación o un golpe salvaje a la autoestima, una prematura experiencia del horror vivida en el seno de la familia, y que su ficción de grandeza no es más que la máscara de su pequeñez real o de su sentimiento real de pequeñez, la cicatriz perdurable de aquella humillación o golpe salvaje o experiencia del horror. Puede ser. Lo que es seguro es que a Narciso la ficción -la mentira-, le salva. El narcicista es por lo general un huérfano arrebatado a la fuerza en determinado momento de su vida, que con el fin de conquistar el amor y la admiración que nunca tuvo, decide inventar su pasado, reinventarse a sí mismo, construir con su vida una gloriosa ficción para esconder la mediocre y vergonzante realidad, contar que no era quien era ni había sido quien había sido —una persona más del montón, un miembro más de la inmensa y silenciosa y cobarde y grisácea y deprimente mayoría—, sino un individuo excepcional. Ésas son las mentiras que suelen utilizar los narcicistas. Estas son las ficciones que les salvan la vida, ya que durante muchos años les impide conocerse o reconocerse como quienes eran. Claro que, si sus mentiras los salvan, la verdad que algún día los alcanza, los matará. Porque la ficción salva, pero la realidad mata".
Volviendo sobre el Génesis (Una historia científica de la creación) (Michael Shermer)
GENESIS
Primer día. El 23 de Octubre del 4004 a.C., a medio día, originó dios el big-bang a partir de una fluctuación de la espuma cuántica. Esta explosión fue seguida por inflación cosmológica y expansión del universo. Para acabar la oscuridad abismal creó átomos de hidrogeno a partir de quarks, les ordenó fusionarse y que se convirtieran en átomos de helio, desprendiendo energía luminosa. A esta fuente de luz la llamo sol y al proceso fusión. Satisfecho dios, porque ahora podía ver lo que hacía, creó la tierra y en ella atardeció y amaneció.
Segundo día. Feliz dios por su primera creación, dijo: Haya en el cielo muchas fuentes de luz por fusión. Aparecieron entonces cosas portentosas como: gigantes rojos, enanas blancas, quásares, pulsares, supernovas, agujeros de gusano y agujeros negros. Al ver que de los agujeros negros nada podía escaparse, creó entre ellos la radiación Hawking, para que en ella escapara información. Algunas de las fuentes de luz por fusión las agrupó en galaxias a distancias de miles, e incluso miles de millones de años luz entre ellas. Con esto atardeció y amaneció el día siguiente.
Tercer día. Dios dijo: Acumúlense las aguas por debajo del firmamento en un solo conjunto, al que llamó océano. Sepárense los continentes por la tectónica de placas. Por los puntos débiles de la corteza terrestre, eríjanse montañas provocando terremotos. En el fondo del océano créense zonas de emergencia y de subducción y desde ellas emerjan islas volcánicas.
Viendo la tierra despoblada dios creó animales de muchas especies, prohibiéndoles evolucionar a nuevas especies. En las islas volcánicas colocó organismos similares pero distintos a sus parientes de los continentes. Más tarde creó unos seres que los llamó humanos para que no se confundiesen con los seres que evolucionarían por selección adaptiva. Colocó en las rocas fósiles parecidos a los de los humanos, pero en una secuencia que simulaba una descendencia con modificaciones. Atardeció y amaneció un nuevo día.
Cuarto día. Dios dijo: Bullan en las aguas peces y animales vivientes. Junto a los peces aparezcan grandes ballenas. Luego creó en abundancia criaturas grandes y pequeñas, algunas con estructura esquelética y fisiológica similar a las de las ballenas. Dios declaró que a estas criaturas les estaría permitida la microevolución pero no la macroevolución, ya que la naturaleza no daría saltos. Atardeció y amaneció el día siguiente.
Quinto día. Dios creó los póngidos y los homínidos con similitud genética del 98% a dos de ellos los nombró Adán y Eva. En una de sus revelaciones a los humanos dios dijo que había creado a Adán y a Eva al mismo tiempo de polvo terrestre. En otra revelación posterior dijo que primero había creado a Adán y luego a Eva de una costilla de Adán. Como esto produjo confusión y duda dios creó entonces a los teólogos para que interpretasen y explicasen estas revelaciones.
Luego de la creación de Adán y Eva, enterró dios, por todo el suelo terrestre abundantes dientes, mandíbulas, cráneos y pelvis fosilizados y transicionales de criaturas preadanitas. A una de estas criaturas preadanitas, que podía caminar erguida como los humanos, pero con cerebro pequeño como el de los monos, la llamó Lucy. Para aclararla confusión que esto provocó, dios creó a los paleontólogos para que lo entendiesen y explicasen. Con el enterramiento del fósil de Lucy atardeció y amaneció el día siguiente.
Sexto día. Acabada la creación, dios se dio cuenta que los descendientes de Adán no comprenderían: La cosmología inflacionaria, la relatividad general global, la mecánica cuántica, la astrofísica, la bioquímica, la paleontología y la biología evolutiva, que él había usado en su creación. Entonces creó a los antropólogos y mitólogos para que por medio de historias y mitos aclararan las confusiones.
Al poco tiempo de la creación, la sombra de la duda sobre dios y el escepticismo sobre su creación se extendieron rápidamente entre los humanos. Dios se enojó entonces, perdió los estribos, les ordenó que desalojasen el paraíso y los maldijo condenándolos a que se multiplicaran. Los humanos se tomaron en serio la maldición y ahora somos más de 6000 millones.
En la tarde del sexto día dios ya estaba cansado y siendo viernes proclamó el descanso de fin de semana. Fue buena idea.
Michael Brant Shermer (1954- ). Escritor estadounidense especializado en temas científicos, fundador de la Skeptics Society, y editor de su revistaoficial Skeptic, que está principalmente dedicada a investigar temas pseudocientíficos y sobrenaturales. Desde abril del 2004 es columnista de la revista Scientific American con su columna Skeptic. Cristiano fundamentalista se declaró agnóstico. Su libro Why Darwin Matter se convirtió en un clásico de la divulgación científica.
Primer día. El 23 de Octubre del 4004 a.C., a medio día, originó dios el big-bang a partir de una fluctuación de la espuma cuántica. Esta explosión fue seguida por inflación cosmológica y expansión del universo. Para acabar la oscuridad abismal creó átomos de hidrogeno a partir de quarks, les ordenó fusionarse y que se convirtieran en átomos de helio, desprendiendo energía luminosa. A esta fuente de luz la llamo sol y al proceso fusión. Satisfecho dios, porque ahora podía ver lo que hacía, creó la tierra y en ella atardeció y amaneció.
Segundo día. Feliz dios por su primera creación, dijo: Haya en el cielo muchas fuentes de luz por fusión. Aparecieron entonces cosas portentosas como: gigantes rojos, enanas blancas, quásares, pulsares, supernovas, agujeros de gusano y agujeros negros. Al ver que de los agujeros negros nada podía escaparse, creó entre ellos la radiación Hawking, para que en ella escapara información. Algunas de las fuentes de luz por fusión las agrupó en galaxias a distancias de miles, e incluso miles de millones de años luz entre ellas. Con esto atardeció y amaneció el día siguiente.
Tercer día. Dios dijo: Acumúlense las aguas por debajo del firmamento en un solo conjunto, al que llamó océano. Sepárense los continentes por la tectónica de placas. Por los puntos débiles de la corteza terrestre, eríjanse montañas provocando terremotos. En el fondo del océano créense zonas de emergencia y de subducción y desde ellas emerjan islas volcánicas.
Viendo la tierra despoblada dios creó animales de muchas especies, prohibiéndoles evolucionar a nuevas especies. En las islas volcánicas colocó organismos similares pero distintos a sus parientes de los continentes. Más tarde creó unos seres que los llamó humanos para que no se confundiesen con los seres que evolucionarían por selección adaptiva. Colocó en las rocas fósiles parecidos a los de los humanos, pero en una secuencia que simulaba una descendencia con modificaciones. Atardeció y amaneció un nuevo día.
Cuarto día. Dios dijo: Bullan en las aguas peces y animales vivientes. Junto a los peces aparezcan grandes ballenas. Luego creó en abundancia criaturas grandes y pequeñas, algunas con estructura esquelética y fisiológica similar a las de las ballenas. Dios declaró que a estas criaturas les estaría permitida la microevolución pero no la macroevolución, ya que la naturaleza no daría saltos. Atardeció y amaneció el día siguiente.
Quinto día. Dios creó los póngidos y los homínidos con similitud genética del 98% a dos de ellos los nombró Adán y Eva. En una de sus revelaciones a los humanos dios dijo que había creado a Adán y a Eva al mismo tiempo de polvo terrestre. En otra revelación posterior dijo que primero había creado a Adán y luego a Eva de una costilla de Adán. Como esto produjo confusión y duda dios creó entonces a los teólogos para que interpretasen y explicasen estas revelaciones.
Luego de la creación de Adán y Eva, enterró dios, por todo el suelo terrestre abundantes dientes, mandíbulas, cráneos y pelvis fosilizados y transicionales de criaturas preadanitas. A una de estas criaturas preadanitas, que podía caminar erguida como los humanos, pero con cerebro pequeño como el de los monos, la llamó Lucy. Para aclararla confusión que esto provocó, dios creó a los paleontólogos para que lo entendiesen y explicasen. Con el enterramiento del fósil de Lucy atardeció y amaneció el día siguiente.
Sexto día. Acabada la creación, dios se dio cuenta que los descendientes de Adán no comprenderían: La cosmología inflacionaria, la relatividad general global, la mecánica cuántica, la astrofísica, la bioquímica, la paleontología y la biología evolutiva, que él había usado en su creación. Entonces creó a los antropólogos y mitólogos para que por medio de historias y mitos aclararan las confusiones.
Al poco tiempo de la creación, la sombra de la duda sobre dios y el escepticismo sobre su creación se extendieron rápidamente entre los humanos. Dios se enojó entonces, perdió los estribos, les ordenó que desalojasen el paraíso y los maldijo condenándolos a que se multiplicaran. Los humanos se tomaron en serio la maldición y ahora somos más de 6000 millones.
En la tarde del sexto día dios ya estaba cansado y siendo viernes proclamó el descanso de fin de semana. Fue buena idea.
Michael Brant Shermer (1954- ). Escritor estadounidense especializado en temas científicos, fundador de la Skeptics Society, y editor de su revistaoficial Skeptic, que está principalmente dedicada a investigar temas pseudocientíficos y sobrenaturales. Desde abril del 2004 es columnista de la revista Scientific American con su columna Skeptic. Cristiano fundamentalista se declaró agnóstico. Su libro Why Darwin Matter se convirtió en un clásico de la divulgación científica.
Elogio de la impertinencia (Piergiorgio Odifreddi)
(O cómo la ciencia y las matemáticas pueden enfrentarse a los prejuicios de la política y la religión)
Por la mañana, la mayor parte de nosotros se despierta con el sonido de un reloj, enciende la luz eléctrica, activa los sifones y cisternas hidráulicas, abre grifos para el agua fría o caliente, coge alimentos de la nevera, prepara el desayuno usando el gas, la electricidad o el microondas, se coloca las gafas, si las necesita, se pone ropa y zapatos producidos industrialmente, conecta una alarma después de haber cerrado la puerta de casa, desciende a la planta baja o al garaje en un ascensor, se mueve con medios motorizados de todo tipo, trabaja en fábricas y despachos ampliamente automatizados, usa continuamente teléfonos y ordenadores, vive en casas de ladrillos calentadas por radiadores, mira la televisión y va al cine, si no quiere tener hijos usa anticonceptivos, si enferma se hace exámenes médicos o radiológicos, toma píldoras y fármacos, se hace operar y trata de prolongar su vida lo máximo posible de manera artificial.
Por tanto, la mayoría de nosotros debería saber perfectamente que el mundo está regulado por leyes mecánicas, termodinámicas, electromagnéticas, nucleares, químicas y biológicas a las cuales apelamos, directa o indirectamente, de manera constante. Y entonces, ¿por qué una buena parte de nosotros se preocupa por la sal derramada, cambia de dirección si un gato negro le atraviesa la calle, evita pasar por debajo de una escalera apoyada en una pared, toca madera o hace los cuernos si ve un coche fúnebre, conoce su signo del zodíaco, lee y escucha los horóscopos, compra productos de herboristería, practica la homeopatía y la acupuntura, se hace tratar por iridiólogos y sanadores, consulta cartománticos y videntes, cree en los extraterrestres, los ángeles, los demonios, las Vírgenes que lloran y la sangre de san Jenaro, se dirige en peregrinación a Lourdes, Fátima y Pietrelcina, se ilusiona con que las plegarias puedan tener efecto sobre su vida, y destina el 8 % de su renta al Vaticano?
Por la mañana, la mayor parte de nosotros se despierta con el sonido de un reloj, enciende la luz eléctrica, activa los sifones y cisternas hidráulicas, abre grifos para el agua fría o caliente, coge alimentos de la nevera, prepara el desayuno usando el gas, la electricidad o el microondas, se coloca las gafas, si las necesita, se pone ropa y zapatos producidos industrialmente, conecta una alarma después de haber cerrado la puerta de casa, desciende a la planta baja o al garaje en un ascensor, se mueve con medios motorizados de todo tipo, trabaja en fábricas y despachos ampliamente automatizados, usa continuamente teléfonos y ordenadores, vive en casas de ladrillos calentadas por radiadores, mira la televisión y va al cine, si no quiere tener hijos usa anticonceptivos, si enferma se hace exámenes médicos o radiológicos, toma píldoras y fármacos, se hace operar y trata de prolongar su vida lo máximo posible de manera artificial.
Por tanto, la mayoría de nosotros debería saber perfectamente que el mundo está regulado por leyes mecánicas, termodinámicas, electromagnéticas, nucleares, químicas y biológicas a las cuales apelamos, directa o indirectamente, de manera constante. Y entonces, ¿por qué una buena parte de nosotros se preocupa por la sal derramada, cambia de dirección si un gato negro le atraviesa la calle, evita pasar por debajo de una escalera apoyada en una pared, toca madera o hace los cuernos si ve un coche fúnebre, conoce su signo del zodíaco, lee y escucha los horóscopos, compra productos de herboristería, practica la homeopatía y la acupuntura, se hace tratar por iridiólogos y sanadores, consulta cartománticos y videntes, cree en los extraterrestres, los ángeles, los demonios, las Vírgenes que lloran y la sangre de san Jenaro, se dirige en peregrinación a Lourdes, Fátima y Pietrelcina, se ilusiona con que las plegarias puedan tener efecto sobre su vida, y destina el 8 % de su renta al Vaticano?
sábado, 28 de enero de 2012
El péndulo de Foucault (Umberto Eco, fragmento)
Ahora que lo dices... Veamos, Mateo, Lucas, Marcos y Juan son una banda de juerguistas que se reúnen en alguna parte y deciden hacer una apuesta, se inventan un personaje, se ponen de acuerdo acerca de unos pocos hechos esenciales y el resto que se lo monte cada uno, después se verá quién lo ha hecho mejor, más tarde los cuatro relatos caen en manos de los amigos, que comienzan a pontificar, Mateo es bastante realista, pero insiste demasiado en esa historia del Mesías, Marcos no está mal, pero es un poco caótico, Lucas es elegante, eso no puede negarse, Juan se pasa con la filosofía... pero, bueno, los libros gustan, pasan de mano en mano, y cuando los cuatro se dan cuenta de lo que está sucediendo, ya es demasiado tarde. ¿Y si realmente hubiera sido así?...
sábado, 21 de enero de 2012
Informe sobre ciegos (Ernesto Sábato, fragmento)
¿Cuándo empezó esto que ahora va a terminar con mi asesinato? Esta feroz lucidez que ahora tengo es como un faro y puedo aprovechar un intesísismo haz hacia vastas regiones de mi memoria: veo caras, ratas en un granero, calles de Buenos Aires o Argel, prostitutas y marineros; muevo el haz y veo cosas más lejanas: una fuente en la estancia, una bochornosa siesta, pájaros y ojos que pincho con un clavo. Tal vez ahí, pero quién sabe: puede ser mucho más atrás, en épocas que ahora no recuerdo, en períodos remotísimos de mi primera infancia. No sé. ¿Qué importa, además?
martes, 17 de enero de 2012
Vestimenta
Una vez le preguntaron a Albert Einstein el motivo por el cual siempre llevaba el mismo traje, la respuesta del científico fue: “No quiero perder ni un segundo de mi tiempo en decidir que ponerme, por eso todos mis trajes son iguales”.
Cristiano Ronaldo confiesa en una entrevista: “Puedo abrir el ropero por la mañana y mirar durante una hora antes de escoger qué ponerme. ¡Así soy yo!”.
Steve jobs suele vestir con un look muy característico, polo negro de manga larga, jeans y zapatillas. Al igual que en sus presentaciones el minimalismo es dogma. La respuesta está en el ZEN: “Para llegar a la esencia de las cosas, todos los elementos no esenciales deben ser eliminados”.
Cristiano Ronaldo confiesa en una entrevista: “Puedo abrir el ropero por la mañana y mirar durante una hora antes de escoger qué ponerme. ¡Así soy yo!”.
Steve jobs suele vestir con un look muy característico, polo negro de manga larga, jeans y zapatillas. Al igual que en sus presentaciones el minimalismo es dogma. La respuesta está en el ZEN: “Para llegar a la esencia de las cosas, todos los elementos no esenciales deben ser eliminados”.
domingo, 15 de enero de 2012
¡Clic! (Steve Jobs)
Una tarde soleada en que no se encontraba demasiado bien, Jobs estaba sentado en el jardín trasero de su casa y reflexionó sobre la muerte. Habló acerca de sus experiencias en la India de casi cuatro décadas atrás, un estudio del budismo y sus opiniones sobre la reencarnación y la trascendencia espiritual. «Creo en Dios aproximadamente al cincuenta por ciento —afirmó—. Durante la mayor parte de mi vida he sentido que debía de haber algo más en nuestra existencia de lo que se aprecia a simple vista». Reconoció que, a medida que se enfrentaba a la muerte, podía estar exagerando aquella posibilidad motivado por un deseo de creer en una vida más allá de esta. «Me gusta pensar que hay algo que sobrevive después de morir —comentó—. Resulta extraño pensar que puedas acumular toda esta experiencia y tal vez algo de sabiduría, y que simplemente desaparezca, así que quiero creer que hay algo que sobrevive, que a lo mejor tu conciencia resiste». Se quedó callado durante un buen rato. «Pero, por otra parte, a lo mejor es como un botón de encendido y apagado —añadió—. ¡Clic!, y ya no estás». Entonces hizo de nuevo una pausa y sonrió levemente. «A lo mejor por eso nunca me gustó poner botones de encendido y apagado en los aparatos de Apple».
jueves, 12 de enero de 2012
El orden (Albert Einstein)
Einstein, aún siendo un niño que no había emitido palabra alguna, estaba cenando con sus padres cuando probó la sopa y dijo: “La sopa está demasiado caliente”. Los padres sorprendidos le preguntaron: “Si hablas tan bien… ¿por qué no lo hiciste antes?”. A lo que el genio respondió: “Porque antes todo había estado en órden”
miércoles, 11 de enero de 2012
El negro (Rosa Montero)
Estamos en el comedor estudiantil de una universidad alemana. Una alumna rubia e inequívocamente germana adquiere su bandeja con el menú en el mostrador del autoservicio y luego se sienta en una mesa. Entonces advierte que ha olvidado los cubiertos y vuelve a levantarse para cogerlos. Al regresar, descubre con estupor que un chico negro, probablemente subsahariano por su aspecto, se ha sentado en su lugar y está comiendo de su bandeja. De entrada, la muchacha se siente desconcertada y agredida; pero enseguida corrige su pensamiento y supone que el africano no está acostumbrado al sentido de la propiedad privada y de la intimidad del europeo, o incluso que quizá no disponga de dinero suficiente para pagarse la comida, aun siendo ésta barata para el elevado estándar de vida de nuestros ricos países. De modo que la chica decide sentarse frente al tipo y sonreírle amistosamente. A lo cual el africano contesta con otra blanca sonrisa. A continuación, la alemana comienza a comer de la bandeja intentando aparentar la mayor normalidad y compartiéndola con exquisita generosidad y cortesía con el chico negro. Y así, él se toma la ensalada, ella apura la sopa, ambos pinchan paritariamente del mismo plato de estofado hasta acabarlo y uno da cuenta del yogur y la otra de la pieza de fruta. Todo ello trufado de múltiples sonrisas educadas, tímidas por parte del muchacho, suavemente alentadoras y comprensivas por parte de ella. Acabado el almuerzo, la alemana se levanta en busca de un café. Y entonces descubre, en la mesa vecina detrás de ella, su propio abrigo colocado sobre el respaldo de una silla y una bandeja de comida intacta.
martes, 3 de enero de 2012
Duda existencial
Un estudiante le preguntó al filósofo Morris R. Cohen del City College de Nueva York en la clase de metafísica:
-Profesor Cohen, ¿Cómo puedo saber que existo?
Y el agudo y anciano profesor respondió:
-¿Y a quién le importa?
-Profesor Cohen, ¿Cómo puedo saber que existo?
Y el agudo y anciano profesor respondió:
-¿Y a quién le importa?
viernes, 30 de diciembre de 2011
Borges y el peronismo
“La gente decía que Dios era peronista. Qué gusto el de Dios: no me extraña”
“La fealdad de estos lugares (refiriéndose a Avellaneda y Puente Alsina) parece predestinarlos para Perón y el peronismo”
"Los peronistas no son ni buenos, ni malos; son incorregibles"
"Los peronistas son gente que se hace pasar por peronista para sacar ventaja"
"Las dictaduras fomentan la opresión, las dictaduras fomentan el servilismo, las dictaduras fomentan la crueldad; más abominable es el hecho de que fomenten la idiotez. Botones que balbucean imperativos, efigies de caudillos, vivas y mueras prefijados, ceremonias unánimes, la mera disciplina usurpando el lugar de la lucidez... Combatir estas tristes monotonías es uno de los muchos deberes del escritor"
"Un joven se ofrece a ayudarlo a cruzar la Nueve de Julio, en mitad de la avenida, el joven le dice a Borges "disculpe maestro, pero le tengo que decir... soy peronista, Borges respondió diciendo: "¡No se preocupe!, yo también soy ciego"
“La fealdad de estos lugares (refiriéndose a Avellaneda y Puente Alsina) parece predestinarlos para Perón y el peronismo”
"Los peronistas no son ni buenos, ni malos; son incorregibles"
"Los peronistas son gente que se hace pasar por peronista para sacar ventaja"
"Las dictaduras fomentan la opresión, las dictaduras fomentan el servilismo, las dictaduras fomentan la crueldad; más abominable es el hecho de que fomenten la idiotez. Botones que balbucean imperativos, efigies de caudillos, vivas y mueras prefijados, ceremonias unánimes, la mera disciplina usurpando el lugar de la lucidez... Combatir estas tristes monotonías es uno de los muchos deberes del escritor"
"Un joven se ofrece a ayudarlo a cruzar la Nueve de Julio, en mitad de la avenida, el joven le dice a Borges "disculpe maestro, pero le tengo que decir... soy peronista, Borges respondió diciendo: "¡No se preocupe!, yo también soy ciego"
miércoles, 28 de diciembre de 2011
El niño proletario (Osvaldo Lamborghini, fragmento)
Los despojos de ¡Estropeado! ya no daban para más. Mi mano los palpaba mientras él me lamía el falo. Con los ojos entrecerrados y a punto de gozar yo comprobaba, con una sola recorrida de mi mano, que todo estaba herido ya con exhaustiva precisión. Se ocultaba el sol, le negaba sus rayos a todo un hemisferio y la tarde moría. Descargué mi puño martillo sobre la cabeza achatada de animal de ¡Estropeado!: él me lamía el falo. Impacientes Gustavo y Esteban querían que aquello culminara para de una buena vez por todas: Ejecutar el acto. Empuñé mechones del pelo de ¡Estropeado! y le sacudí la cabeza para acelerar el goce. No podía salir de ahí para entrar al otro acto. Le metí en la boca el punzón para sentir el frío del metal junto a la punta del falo. Hasta que de puro estremecimiento pude gozar. Entonces dejé que se posara sobre el barro la cabeza achatada de animal.
—Ahora hay que ahorcarlo rápido —dijo Gustavo.
—Con un alambre —dijo Estebanñ en la calle de tierra don de empieza el barrio precario de los desocupados.
—Y adiós Stroppani ¡vamos! —dije yo.
Remontamos el cuerpo flojo del niño proletario hasta el lugar indicado. Nos proveímos de un alambre. Gustavo lo ahorcó bajo la luna, joyesca, tirando de los extremos del alambre. La lengua quedó colgante de la boca como en todo caso de estrangulación.
—Ahora hay que ahorcarlo rápido —dijo Gustavo.
—Con un alambre —dijo Estebanñ en la calle de tierra don de empieza el barrio precario de los desocupados.
—Y adiós Stroppani ¡vamos! —dije yo.
Remontamos el cuerpo flojo del niño proletario hasta el lugar indicado. Nos proveímos de un alambre. Gustavo lo ahorcó bajo la luna, joyesca, tirando de los extremos del alambre. La lengua quedó colgante de la boca como en todo caso de estrangulación.
martes, 27 de diciembre de 2011
Michel Foucault, homenaje a un vago y maleante (Jesús Ibáñez, fragmento)
RECUPERANDO LA (MI) MEMORIA.- "El pensamiento es tarea de vagos y maleantes. Hay que saber perderse para trazar un mapa: vagar por los márgenes y por el desierto, fuera de las fortalezas en las que están encerrados la verdad, el bien y la belleza. Sólo los nómadas descubren otros mundos. Hay que saber pervertir la ley (jugar con ella) y a veces subvertirla (ponerla en cuestión) para cambiar y/o quitar la ley: provocar malos pensamientos en los bien-pensantes, asediar las sedes de la verdad, el bien y la belleza. Sólo los malditos mejoran este mundo"
lunes, 26 de diciembre de 2011
Alicia en el pais de las maravillas (Lewis Carroll, fragmento)
- Pero es que a mí no me gusta tratar a gente loca
- Oh, eso no lo puedes evitar. Aquí todos estamos locos. Yo estoy loco. Tú estás loca.
- ¿Cómo sabes que yo estoy loca?
- Tienes que estarlo, o no habrías venido aquí.
- Oh, eso no lo puedes evitar. Aquí todos estamos locos. Yo estoy loco. Tú estás loca.
- ¿Cómo sabes que yo estoy loca?
- Tienes que estarlo, o no habrías venido aquí.
sábado, 24 de diciembre de 2011
El cadáver imposible (José Pablo Feinman, fragmento)
No soy el protagonista de esta historia, pero soy su más privilegiado testigo. Y, en cuanto tal, seré su narrador. El narrador de esta historia, nada menos. Se preguntará usted, entonces, ¿qué historia es ésta? Se lo diré: es la historia de una seducción. Escribo para mentirle, para deslumbrarlo, para seducirlo. He aquí mi programa literario: quiero estar en su prestigiosa antología y no ahorraré una sola gota de sangre para lograrlo. Comienzo, por consiguiente, el vertiginoso relato de los crímenes que cautivarán su conciencia.
viernes, 23 de diciembre de 2011
ADAN BUENOSAYRES - Prólogo Indispensable (Leopoldo Marechal)
En cierta mañana de octubre de 192., casi al mediodía, seis hombres nos internábamos en el cementerio de Oeste, llevando a pulso un atúd de modesta factura (cuatro tablitas frágiles) cuya levedad era tanta, que nos parecia llevar en su interior, no la vencida carne de un hombre muerto, sino la materia sutil de un poema concluido. El astrólogo Schultze y yo empuñabamos las manijas de la cabecera, Franky Amundsen y Del Solar habían tomado las de los pies: al frente avanzaba Luis Pereda, fortachón y bamboleante como un jabalí ciego; detrás iba Samuel Tesler, exhibiendo un gran rosario de cuentas negras que manoseaba con ostentosa devoción. La primavera reía sobre las tumbas, cantaba en el buche de los pájaros, ardía en los retoños vegetales, proclamaba entre cruces y epitafios su jubilosa incredulidad acerca de la muerte. Y no había lágrimas en nuestros ojos ni pesadumbre alguna en nuestros corazones; porque dentro de aquel ataúd sencillo (cuatro tablitas frágiles) nos parecía llevar no la pesada carne de un hombre muerto, sino la materia leve de un poema concluido. Llegamos a la fosa recién abierta: el ataúd fue bajado hasta el fondo. Redoblaron primero sobre la caja los terrones amigos, y a continuación las paladas brutales de los sepultureros. Arrodillado sobre la tierra gorda, Samuel Tesler oró un instante con orgullosos impudor, mientras que los enterradores aseguraban en la cabecera de la tumba una cruz de metal en cuyo negro corazón de hojalata se leía lo siguiente:
ADAN BUENOSAYRES
R.I.P.
jueves, 22 de diciembre de 2011
Respiración artificial (Ricardo Piglia, fragmento)
Alguien, un crítico ruso, el crítico ruso Iuri Tinianov, afirma que la literatura evoluciona de tío a sobrino (y no de padres a hijos).
miércoles, 21 de diciembre de 2011
La sociedad abierta y sus enemigos” (Karl R. Popper, fragmento)
No puede haber historia de «el pasado tal como ocurrió en la realidad», sólo puede haber interpretaciones históricas y ninguna de ellas definitiva; y cada generación tiene derecho a las suyas propias. Si pensamos que la historia progresa o que debemos progresar, cometemos entonces el mismo error que quienes creen que la historia tiene un significado que sólo resta descubrir y que no es necesario darle, pues progresar es avanzar hacia un fin determinado. La «historia» no puede hacer eso, sólo nosotros, individuos humanos, podemos hacerlo. Y podemos hacerlo defendiendo y fortaleciendo aquellas instituciones democráticas de las que depende la libertad y, con ella, conscientes del hecho de que el progreso reside en nosotros, en nuestro desvelo, en nuestros esfuerzos, en la claridad con que concibamos nuestros fines y en el realismo con que los hayamos elegido.
lunes, 19 de diciembre de 2011
Carta de Macedonio Fernández a Borges
Iré esta tarde y me quedaré a cenar si hay inconvenientes y estamos con ganas de trabajar. (Advertirás que las ganas de cenar las tengo aún con inconvenientes y sólo falta asegurarme las otras). Tienes que disculparme no haber ido anoche. Soy tan distraído que iba para allá y en el camino me acuerdo de que me había quedado en casa. Estas distracciones frecuentes son una vergüenza y me olvido de avergonzarme también. Estoy preocupado con la carta que ayer concluí y estampillé para vos; como te encontré antes de echarla al buzón tuve el aturdimiento de romperle el sobre y ponértela en el bolsillo: otra carta que por falta de dirección se habrá extraviado. Muchas de mis cartas no llegan, porque omito el sobre o las señas o el texto. Esto me tiene tan fastidiado que rogaría que se viniera a leer mi correspondencia en casa. Su objeto es explicarle que si anoche vos y Pérez Ruiz en busca de Galíndez no dieron con la calle Coronda, debe ser creo, porque la han puesto presa para concluir con los asaltos que en ella se distribuían de continuo. A un español le robaron hasta la zeta, que tanto la necesitan para pronunciar la ese y aún para toser. Además, los asaltantes que prefieren esa calle por comodidad, quejáronse de que se la mantenía tan oscuro que escaseaba la luz para su trabajo y se veían forzados a asaltar de día, cuando debían descansar y dormir. De modo que la calle Coronda antes era ésa y frecuentaba ese paraje, pero ahora es otra; creo que atiende al público de 10 a 4, seis horas. Lo más del tiempo lo pasa cruzada de veredas en algunas de las casas; quizá anoche estaba metida en lo de Galíndez: ese día le tocó a él vivir en la calle. Es por turnos y éste es el de que yo me calle.
A propósito de Casablanca (Fragmento de la carta de Groucho Marx a los hermanos Warner)
Cuando los Hermanos Marx estaban por sacar la película "Una noche en Casablanca" recibieron una amenaza legal de la compañía Warner por el uso de "Casablanca" en el título. Esta es la respuesta que envió Groucho.
Queridos Warner Brothers:
"Ustedes reivindican su Casablanca y pretenden que nadie más pueda utilizar ese conmbre sin permiso. ¿Qué me dicen deWarner Brothers? ¿Es de su propiedad, también? Probablemente tengan ustedes el derecho de utilizar el nombre deWarner, pero, ¿y el de Brothers? Profesionalmente, nosotros éramos Brothers mucho antes que ustedes. Hacíamos ya la ronda de las candilejas como The Marx Brothers cuando la Vitaphone era todavía un simple destello en el ojo del inventor, e incluso antes de nosotros ha habido otros hermanos: los Smith Brothers [fabricantes de pastillas para la tos], los Karamazov Brothers; Dan Brothers, un centrocampista del Detroit; y Brother, can you spare me a dime? (que originalmente se llamaba BrotherS, can you spare me a dime? pero esto era reducir demasiado la moneda, así que despacharon a un hermano, dieron todo el dinero al otro y lo dejaron en Brother, can you spare me a dime?)."
Queridos Warner Brothers:
"Ustedes reivindican su Casablanca y pretenden que nadie más pueda utilizar ese conmbre sin permiso. ¿Qué me dicen deWarner Brothers? ¿Es de su propiedad, también? Probablemente tengan ustedes el derecho de utilizar el nombre deWarner, pero, ¿y el de Brothers? Profesionalmente, nosotros éramos Brothers mucho antes que ustedes. Hacíamos ya la ronda de las candilejas como The Marx Brothers cuando la Vitaphone era todavía un simple destello en el ojo del inventor, e incluso antes de nosotros ha habido otros hermanos: los Smith Brothers [fabricantes de pastillas para la tos], los Karamazov Brothers; Dan Brothers, un centrocampista del Detroit; y Brother, can you spare me a dime? (que originalmente se llamaba BrotherS, can you spare me a dime? pero esto era reducir demasiado la moneda, así que despacharon a un hermano, dieron todo el dinero al otro y lo dejaron en Brother, can you spare me a dime?)."
domingo, 18 de diciembre de 2011
Para llegar de verdad a Madrid - Lunes 18 de noviembre de 2002 - Roberto Bolaño (Entre Paréntesis)
Bien mirado, vivir o estar en Madrid no se diferencia mucho de vivir o estar en Tacuarembó. El aire, tal vez, es diferente. Su claridad, en ocasiones, ciega el alma para que veamos con mayor claridad las cosas: las calles conjeturales, esa jerga dialectal del castellano que tan bien hablan en la vieja capital de la madre patria. Y las mujeres, las hijas del pueblo de Madrid, es decir las rubias y las morenas, añaden misterio a una materia ya rica en misterio, aunque es bien sabido que los hispanos, como los hispanoamericanos, no sólo tuvimos una educación portentosamente mala sino que además somos malos para la cama.
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